El trabajo de reflexión del intérprete es expuesto en este libro sin temor de ser por momentos demasiado personal y apartado de las ideas de la época.
Sin duda, un músico con tanta experiencia y conocimiento llega a conclusiones que son totalmente propias de su mundo interior, y es muy interesante poder conocer esos caminos y lugares adonde logra sentir que el proceso ha dado fruto.
Cortot cita una frase que lo motiva en términos de cuál debería ser la naturaleza de la disposición del artista que emprende la búsqueda en una obra en cuanto traductor: ¨la belleza está en el ojo de quien mira¨
A pesar de su pensamiento, y convicciones artísticas, no es ajeno a la voluntad del compositor, y comienza el libro citando a Ravel, en ocasión de una audición de sus obras, frente a un grupo de jóvenes pianistas quienes solicitaban un consejo revelador, que los iluminara sutilmente con respecto al secreto de su concepción musical, a lo que respondía: ¨Yo no espero que se interprete mi música; es suficiente con tocarla.¨
El volumen abarca las obras pianísticas de:
Maurice Ravel
Saint-Saëns
Vincent D´Indy
Florent Schmitt
Déodat de Séverac
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