La
Tonalidad
Valor
Estético del Acorde. - La Tónica
En
virtud de la ley general de movimiento o de sucesión que sirve de
base a la música, el Acorde, al igual que cada nota de una melodía,
está desprovisto de cualquier efecto estético si es escuchado en
forma aislada, es decir en estado de inmobilidad.
No
adquiere su valor musical sino por el efecto de una comparación, de
una puesta en relación con el que le sigue o el que le precede, es
decir, cuando está en movimiento.
Pero
este trabajo latente de comparaciones sucesivas no se hace para nada
al azar en nuestro entendimiento: procede por el contrario
metódicamente, siguiendo ciertas leyes y con la ayuda de ciertos
puntos de referencia, necesarios por la imposibilidad que tenemos de
apreciar los valores en sí mismos, es decir de una manera absoluta.
Todos
los procesos mentales, son esencialmente relativos, y para adquirir
cierta precisión, deben ser relacionados a un punto de partida más
o menos invariable, a un término único de comparación, o más
precisamente a una medida común.
Si
queremos darnos cuenta de estos movimientos, buscamos un punto fijo;
para evaluar distancias, escojemos un tipo de longitud, una unidad de
medición, etc.
Es
evidentemente lo mismo para los fenómenos musicales, que, como los
números de los cuales son la manifestación estética, son
constantemente percibidos, concientemente o no, con respecto a un
punto de partida, la tónica, tomando aquí el rol de unto fijo, de
unidad de medida, finalmente, en unidad de medida.
La
tónica es entonces la unidad de medida necesaria para determinar el
valor relativo de todos los fenómenos que se suceden en un fragmento
musical.
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