Nociones
de Acústica
Las
leyes que rigen las relaciones de los sonidos, es decir de las
relaciones entre las vibraciones, son del dominio de la ciencia, más
específicamente de la acústica.
El
estudio de los movimientos vibratorios es una muy vasta de la física:
no es necesario ahora involucrarse. De todas maneras es útil
exponer brevemente lo que concierne a las vibraciones sonoras.
Todo
cuerpo posee en diferentes grados la capacidad de vibrar, es decir
que sus moléculas constitutivas, separadas por una causa exterior
cualquiera de su punto de equilibrio natural, tienden a volver a
través de una serie de oscilaciones de más en más pequeñas de un
lado y otro de este punto.
Estas
oscilaciones o vibraciones son comparables al movimiento de un
péndulo alejado con la mano de su posición vertical y luego
soltado.
Las
vibraciones sonoras se propagan a través de un medio elástico (el
aire, generalmente) que choca con nuestro oído y constituyen el
sonido.
Se
utilizan para la producción de los sonidos musicales, cuerpos
sólidos (metales, madera, cueros) puestos en vibración por la
percusión (timbales, piano), o por el frotamiento (instrumentos de
arco) o por el pinzamiento (arpas, guitarras), o una columna de aire
limitada dentro del interior de un tubo rígido (instrumentos de
viento, órgano).
En
esta última categoría de instrumentos, no es como a veces se cree,
el tubo el que vibra, sino la columna de aire. Esta se comporta
sensiblemente como una cuerda tendida entre dos puntos fijos.
Se
concibe que la puesta en vibración de esta especie de cuerda aérea
no pueda operarse ,mediante los procedimientos utilizados para con
los cuerpos sólidos: se obtiene por el soplido, humano o artificial,
bajo ciertas condiciones de tensión y de emisión.
Las
formas de producción del sonido varían entonces según la
naturaleza del cuerpo vibrante, pero los fenómenos sonoros son
idénticos.
El
número de vibraciones que un cuerpo puede producir en un espacio de
tiempo determinado está en relación directa y rigurosamente
constante con la acuidad del sonido que resulta. Así, a la cantidad
de 435 vibraciones por segundo, por ejemplo, corresponderá siempre
un sonido idéntico: el La del diapasón normal, cualesquiera sean la
materia vibrante y la intensidad de la emisión.
Todo
cuerpo sonoro puede hacer escuchar una infinidad de sonidos de
acuidad diferente, sin que sea necesario provocar un cambio en sus
dimensiones, su tensión, su temperatura, su densidad, etc…
Sin
que ninguna de esas condiciones sea modificada, un cuerpo que vibra
aisladamente en toda su extensión hace escuchar un sonido
invariable, el más grave de todos los que es capaz de emitir.
Este
sonido da nacimiento a todos los otros más agudos, y determina su
entonación relativa, en virtud de leyes inmutables sobre las que
reposa todo nuestro sistema armónico, como lo veremos por las
experiencias siguientes.
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